Comentario de Hechos 9,1-9 (continuación)
El resplandor, símbolo de Dios («Yo soy la luz», dice Jesús en el evangelio de Juan), envuelve totalmente a Pablo. Dios se le hace presente de forma poderosa, de forma que lo abarca enteramente. Como resultado Pablo cae a tierra. Los pintores de muchas épocas se han imaginado a Pablo cayendo de un caballo. El texto no menciona ningún caballo, pero sí es un símbolo acertado. El hombre sentado sobre su caballo representa a alguien seguro de sí mismo, poderoso, afirmado en sus creencias. El hombre que cae del caballo es símbolo del que pierde sus seguridades, del que corre el riesgo incluso de morir, del hombre caído. También en castellano tenemos una expresión: «bajarse del burro», que significa algo parecido.
Pablo «cae al suelo». Nos importa poco si esta caída fue física (¿se dio un tortazo de verdad y le salió un chichón?), porque sabemos que la caída sí fue espiritual. Todo por lo que había luchado hasta entonces se le desmoronó. La ley de Moisés, en la que había puesto toda su confianza, dejó de ser la clave de su vida. En otra expresión castiza: «se le cayeron los palos del sombrajo».
Cae a «tierra», precisamente al lugar de donde proceden los seres humanos (del polvo de la tierra formó Dios a Adán). La tierra aquí se opone al «cielo» de donde viene la luz. La caída de Pablo supone que toda su vida anterior había estado equivocada, debe volver a ocupar su lugar en la tierra para dejar que Dios lo cree de nuevo, como hizo con Adán. Además, la postura del hombre caído en la tierra es la situación del que no tiene vida, del cadáver. Tan sólo Dios será capaz de devolverle la vida a este hombre caído.
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Javi, ¡este comentario es precioso! Gracias por compartir con nosotros.
Laia
De nada, Laia. Gracias por leerme y darme tantos ánimos con vuestros mensajes.
Gracias, siempre pensé que era cierto lo del caballo, hasta que escuché a un sacerdote decir que no existe tal caballo. Muy bueno tu análisis. Dios te bendiga.