13 Oct 2024

Hambre de Dios (Mateo 14,13-21)

[Evangelio del domingo, 18.º del Tiempo Ordinario – Ciclo A]

Mateo 14,13-21:

En aquel tiempo al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se fue de allí en una barca a un lugar tranquilo y solitario; la gente, al enterarse, lo siguió a pie desde las ciudades. Al desembarcar y ver a tanta gente, se compadeció de ella y curó a sus enfermos. Al caer el día, se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
—Estamos en un descampado y ya es muy tarde; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse algo de comer.
Jesús les dijo:
—No hace falta que se vayan. Dadles vosotros de comer.
Ellos le dijeron:
—Sólo tenemos aquí cinco panes y dos peces.
Él dijo:
—Traédmelos.
Mandó que la gente se echase sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces, alzó los ojos al cielo y los bendijo; partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los distribuyeran a la gente. Todos comieron y se hartaron; y se recogieron doce canastos llenos de las sobras. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

El hambre es una experiencia común y cotidiana. Todos necesitamos alimentarnos para vivir. El hambre es también un símbolo utilizado en muchas culturas para expresar cualquier necesidad vital más profunda que el alimento físico.
En el pasaje del evangelio todo comienza con la búsqueda desesperada de la gente. Tienen hambre de salvación y acuden a Jesús. Él se compadece de ellos porque todo su corazón es misericordia y amor de Dios. El cariño que Jesús siente por la gente necesitada es la primera lección para los discípulos. Ellos, al menos, están atentos a la muchedumbre y se dan cuenta de lo que necesitan, pero no pueden imaginar la respuesta que Jesús les dará: «Dadles vosotros de comer».
Ser seguidor de Jesús nunca ha sido fácil, pero ahora Jesús está pidiendo demasiado. ¿Pueden los discípulos, con sus poquísimos panes y peces, dar de comer a la multitud? ¿Podemos los cristianos, con nuestra pequeñita aportación al mundo, resolver el hambre de Dios (¡y de alimentos!) que sufre la humanidad?
La respuesta sorprendente del evangelio es que sí. No por nuestros propios méritos, claro, sino basados en Jesús, confiando en él. Jesús recibe todo lo que sus discípulos tienen y lo multiplica de forma que alcanza a todos. Mateo lo expresa con los mismos gestos de la Eucaristía (tomó los panes, los bendijo, los partió, los repartió…), así insinúa también que en la celebración eucarística se está realizando el milagro del alimento espiritual de la humanidad. ¿Y qué es la Eucaristía? La celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús por amor. Solo el amor total de Jesús es la respuesta al hambre interior de la humanidad. Jesús pone en nuestras manos ese pan que es el Evangelio, que es él mismo, para que nosotros lo repartamos, para que invitemos a todos a su banquete.

(Domingo 18.º del Tiempo Ordinario – Ciclo A)

4 comentarios en «Hambre de Dios (Mateo 14,13-21)»

  1. la palabra de Dios fuente de alimento para todo cristiano
    que hoy la escucha, La Eucaristia es el medio que el señor
    quiso dejarnos para que fuese nuestro alimento.
    el señor se multiplica hoy por medio de sus sacerdotes que
    de una o de otra forma cooperan con la construccion del reino
    de Dios.

  2. Precioso comentario, da qué pensar. Supongo que todos nosotros, por poco que podamos hacer, si dedicamos nuestra vida a comportarnos del mejor modo posible haremos felices a los demás de un modo que, tal vez, no alcanzamos a imaginar, pero que Jesús sí que tiene previsto.
    Gracias por estas entradas tan bonitas, Javi 🙂

    PS: ¡¡Hoy mismo empiezan mis vacaciones!! ^o^

  3. Hambre de Dios es un poco más de la una de la mañana, y me desperte con una hambre terrible, y entre dormitando, le suplicaba a Dios, que viniera a mi, que lo necesito que hobre en mi, que mi álma,Vida y corazón son suyos, Señor me siento abandonado. Perdoname. Se que te é fallado.

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