Comentario de Hechos 9,1-9 (continuación)
A continuación presenta Lucas a los acompañantes de Pablo. Lo hace aquí y no antes por tres razones. La primera es que Pablo, antes, no necesitaba de nadie. Pablo, aunque tuviese a gente alrededor, vivía solo en la vida de persecución que él se había montado para sí mismo. La segunda tiene que ver con el suspense: Jesús le acaba de dar tres órdenes, pero ahora nos viene la pregunta: ¿qué hará Pablo? ¿Le hará caso? ¿Le rechazará? Porque Dios siempre respeta la libertad; la voz que manda a Pablo no lo arrastrará si él no quiere. Hay una tercera razón que es parecida a la segunda: Lucas quiere que el lector (es decir, tú y yo) nos preguntemos también qué hacemos ante los mandatos de Dios. ¿Le obedecemos? ¿Lo rechazamos? ¿Fingimos no haber oído? ¿Pedimos tiempo para reflexionar?
De los acompañantes de Pablo sólo se dice que estaban asombrados por la voz y que no veían a nadie. Son elementos normales en los textos que Lucas está imitando. La intervención de Dios es asombrosa (para el corazón), aunque no sea espectacular en lo externo.
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