19 Mar 2024

Jesucristo, Presidente del Universo… (o algo así) (Mateo 25,31-46)

[Evangelio del domingo, 34.º del Tiempo Ordinario. Jesucristo, Rey del Universo – Ciclo A]


Mateo 25,31-46:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Cuando venga el hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria. Todos los pueblos serán llevados a su presencia; y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
»Entonces el rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo.”
»Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
»Y el rey les dirá: “Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.”
»Luego dirá a los de la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui emigrante y no me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.”
»Entonces responderán también ellos diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos?”
»Y él les contestará: “Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis.”
»Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.

Si nos encontrásemos con Jesús herido, hambriento o necesitado, seguro que nos gustaría ayudarle.
Sin embargo, nos resulta difícil reconocerlo en los necesitados. Por eso tenemos que pedir que abra nuestros ojos para que su presencia nos sea clara. O lo que es lo mismo, pedir que mueva nuestros corazones para que su dureza no sea la causa de nuestra ceguera.
Encontrar a Jesús en el necesitado es entrar en un misterio que se nos escapa. Porque Jesucristo, como recordamos hoy, es Rey del universo (o también podríamos decir Presidente del Gobierno del Universo, Primer ministro, mandamás de los mandamáses…). A él, nos dice el Nuevo Testamento, se le ha dado todo poder y toda gloria sobre toda la creación.
Y digo que es un misterio que se nos escapa porque estamos acostumbrados a la palabra «poder» como dominación, opresión, egoísmo… Pero el poder le viene a Jesucristo por su entrega, por regalar toda la vida, hasta la última gota, por los hombres y mujeres del mundo. Por eso Jesucristo le ha dado la vuelta a todos nuestros criterios. Ahora es él quien nos espera en los necesitados para que lo reconozcamos, y nos pongamos a hacer como él: servir, entregarnos, vivir para los demás.
San Pablo, siempre tan realista, nos recuerda que por el pecado el ser humano es capaz de estropear la vida, el regalo más especial que hemos recibido de Dios. Pero también nos dice, desde su profunda fe, que Cristo ha resucitado por su entrega, que ahora ya no reina el pecado ni la muerte, que la entrega tiene sentido porque conduce a la Vida.
Hoy es un día para reconocer que Cristo reina, de verdad, en todo el Universo; aunque a veces no lo aparente, aunque parezca que domina más la muerte, el egoísmo y la opresión, podemos afirmar con certeza que la victoria definitiva sólo es de Jesús, porque él ha comprendido lo que los poderosos de la tierra se niegan a entender: que la fuerza auténtica está en el servicio. Y esto nos ha de llenar de alegría y esperanza.
Hoy también es día de revisar nuestra vida, nuestras actitudes ante los necesitados, y pedirle a Dios que nos dé un corazón de carne capaz de sentir misericordia y una mirada limpia para reconocerle.

(Domingo 34.º Tiempo Ordinario – Jesucristo Rey del Universo – Ciclo A)

6 comentarios en «Jesucristo, Presidente del Universo… (o algo así) (Mateo 25,31-46)»

    1. ya se me olvido entrar por mi cuenta… aninimo soy yo con ordenador nuevo, javi, asi que de aqui a nada me tienes opinando en condiciones en el blog.

  1. ¿Y qué nos dirá a los que a veces ayudamos y a veces no, que somos (me parece) la inmesa mayoría? ^^U

  2. @Andromeda: Hola de nuevo!

    @Estelwen: Muy buena pregunta. Últimamente estoy estudiando la diferencia entre la realidad humana que presenta el narrador del evangelio de Marcos y la que presenta Jesús en sus palabras. Es muy interesante. Las conclusiones (provisionales todavía) apuntan a que, mientras el narrador presenta personajes llenos de claroscuros, Jesús siempre ve la humanidad dividida en dos tipos. Parece que Jesús observa desde los ojos de Dios, como si su punto de vista fuese el definitivo, el de “después del juicio”. Ya veremos si consigo argumentarlo.

    1. Pero aunque sea después del juicio… habrá tenido que usar algçun criterio para juzgar. Y yo creo que ningún ser humano actúa siempre bien o siempre mal. Los hay mejores o peores, pero siempre hay claroscuros. Incluso el hombre o la mujer más santos de la Historia habrán obrado mal alguna vez, y hasta la persona más terrible ha podido hacer una buena acción. La cuestión es, ¿cómo se llega a ese punto de vista en el que somos o buenos o malos? ¿Cómo se decide qué acciones pesan más? Porque como una sola mancha en el expediente nos condene, el Cielo debe estar vacío, me temo… :-/

  3. Es que una sola mancha en el expediente ya es una sola mancha en nuestra felicidad y, por tanto, ya no es una felicidad completa.

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