19 Mar 2024

Domingo: La Trinidad (Juan 16,12-15)

[Evangelio del domingo, después de Pentecostés – La Trinidad – Ciclo C]

Juan 16,12-15

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo, hablará de los que oye y os comunicará lo que está por venir.
»Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.

«En cierta ocasión en que san Agustín se hallaba en África, mientras iba paseando por la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Trinidad, se encontró en la playa con un niño que había hecho un hoyo en la arena con una pala. Con la pala recogía agua del mar y la derramaba en el hoyo. San Agustín al contemplarlo se admiró, y le preguntó qué estaba haciendo. Y el niño le respondió: “Quiero llenar el hoyo con el agua del mar”. “¿Cómo?” dijo San Agustín, “eso es imposible, ¿cómo vas a poder, si el mar es grandísimo y ese hoyo y la pala muy pequeños?”. “Pues sí podré”, le contestó el niño, “antes llenaré el hoyo con todo el agua del mar que tú comprendas la Trinidad con el entendimiento”. Y en ese instante el niño desapareció.”»

Cuando hablamos de Dios, hemos de reconocer que lo conocemos sólo en parte. Si en las relaciones entre personas, nunca nos llegamos a conocer del todo, y siempre podemos sorprendernos, más aún sucede si queremos hablar de Dios.
Dios es un amor que siempre nos supera, que siempre nos sorprende. Tan sólo podemos atisbar, intuir un poco quién es y cómo es.
Dios ha querido mostrarse, revelarse, ha querido que lo conociésemos. Sólo por eso podemos tener la osadía de decir algo sobre él, porque él mismo se nos ha manifestado a las personas a través de Jesús como Dios uno y trinidad.

Jesús nos habló del Padre, origen de la creación, origen del Amor, origen de él mismo. Nos dijo que el Padre nos amaba, que desde el principio todo lo hizo por nosotros, que hasta le envió a él por nuestra salvación.
Para los cristianos, creer en Dios Padre no es una cuestión de filósofos, significa que todo tiene sentido, que el universo tiene sentido, que mi vida tiene sentido, que todo está basado en el amor. el mundo existe y las personas existimos por amor, por un amor tan grande e inmenso que es imposible de imaginar.

Los cristianos descubrimos en Jesús que Dios mismo vino a visitarnos. Que, siendo un hombre como nosotros, era también Dios mismo. Que Dios quiso hacerse uno de nosotros para nuestra salvación, para enseñarnos el camino del amor, de la felicidad auténtica. Él nos mostró con palabras y con su vida cómo es este camino: entrega pura, donación total, confianza y esperanza hasta el final.

También nos habló de Jesús del Espíritu Santo, que habita en nosotros. Porque Dios mismo está dentro de nosotros, más dentro que nosotros mismos. Decía también san Agustín que él buscaba a Dios fuera de sí mismo, y que lo encontró dentro de sí.
El Espíritu Santo es la fuerza de Dios que nos hace crecer,que nos hace caminar por la vida, que nos da esperanza y energía para seguir adelante. Dios es tan inmenso que nos supera, pero a la vez nos quiere tanto que se hace íntimo a nosotros.

Después de todas estas palabras sobre Dios, sólo podemos decir humildemente que sabemos muy poco sobre él. Pero quizá sí sepamos lo más importante: él viene a nuestra vida y nos dice: «Te quiero». El Dios inmenso y poderoso, uno y trino, creador del universo, viene a nosotros y nos susurra: «Te necesito.» «Quiero que vivas feliz.» «Quiero que creas en el amor.» «Deja que me quede contigo y verás cómo tu vida se transforma.»
Dios todopoderoso es capaz de quedarse a las puertas del corazón pidiéndonos permiso para entrar:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, Hermosura Soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

(Lope de Vega)

(Domingo después de Pentecostés – La Trinidad – Ciclo C)

3 comentarios en «Domingo: La Trinidad (Juan 16,12-15)»

  1. Estoy de acuerdo contigo. Cuántas veces he pensado que, si Dios no existiera, nada tendrían sentido. La existencia de Dios le da sentido a todo. Es saber que hay esperanza, que nunca moriremos, que nuestro amor tampoco morirá, que jamás perderemos a las personas a las que amamos porque más tarde o más temprano siempre estaremos juntos. Es saber que la vida y el mundo tienen un sentido, que todo tiene una razón de ser.
    Muchas gracias por estos comentarios tuyos tan chulos, Javi. Siemrpe consiguen alegrarme el día y hacerme pensar 🙂

    ¡Un saludo!

  2. Parece mentira pero ¡que tuviese que ser mi abuela la que me constase esa historia de pequeña!… porque teníamos y tenemos en su casa un "cuadro" de azulejos en la pared de una terraza vieja representando a la Trinidad. Y en la antigua imagen que presidía mi iglesia,la Trinidad recogía a María en su Asunción; mas lo que me decía la catequista de comunión de son tres y es uno, más mi interés por comprener todo; pues que mi abuela me salió con la historia de San Agustín y me convenció. Yo era pequeña,como decía, y le daba las buenas noches a la Santísima Trinidad y a la Sagrada Familia y luego pensaba "algo tenemos que hacer con Jesús porque se repite" y buscaba una fórmula mejor. Siempre intentando dejarlo todo bien claro. Ahora entiendo que entra en el misterio de no poder "arreglarlo", y que puede que fuese una buena fórmula.
    Y es que después de este rollo sólo queda decir que aunque se nos pase por alto tantas veces a la mayoría, la Trinidad ha hecho todo en nosotros y hace todo en nosotros. Que ese torrente de Poder y Amor que es Dios sustenta toda nuestra vida. Saludos.

  3. ¿Qué haría yo sin vuestros comentarios?
    También vosotras me hacéis pensar mucho, porque lo más interesante que tiene la religión es que no se ocupa de ideas abstractas y frías, sino de vivencias personales que se comparten y siempre enriquecen.
    Muchas gracias.

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