3 Nov 2024

¡Este es mi Hijo amado! ¡Haced el favor de escucharlo de una vez ya! (Marcos 9,2-10)

[Evangelio del domingo, 2.º Cuaresma – Ciclo B]

Marcos 9,2-10:

Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún lavandero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
-Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
-Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
-No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre se levante de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de levantarse de entre los muertos.

El texto de la “transfiguración” es tan conocido como misterioso. La misma palabrita “transfiguración” resulta extraña; el griego original, metamorfóo, tampoco nos aclara mucho; la referencia a los lavanderos del mundo más bien nos hace sonreír; y la nube que les envuelve y la voz a lo “Encuentros en la tercera fase” ya nos descoloca del todo…

Pero, si en vez de empeñarnos en que los escritores bíblicos se expresen como nosotros lo hacemos ahora, nos animamos a escuchar qué es lo que ellos querían decir, quizá el asunto se nos ilumine un poco. Y, sobre todo, si aprendemos “cómo” se expresaban en su época, tendremos más de la mitad del camino recorrido.

Para empezar, el Antiguo Testamento era una fuente esencial para expresarse entre los cristianos. La forma de presentar a Dios allí, y especialmente las formas simbólicas, les resultaban muy familiares. Que Dios haga a Adán del barro de la tierra, por ejemplo, o que exhale su aliento sobre él no les hacía preguntarse cómo puede ser que Dios tenga manos y narices, sabían perfectamente que el misterio de Dios está muy por encima de esas cosas, pero por eso mismo sabían entender los símbolos que a veces a nosotros nos llevan de calle.

La nube, por poner un ejemplo que sale en el texto de hoy, es un símbolo perfecto de aquello que está “suspendido entre cielo y tierra”. Cualquiera que haya tenido la experiencia de subir a una montaña, habrá podido contemplar asombrado las nubes “desde arriba”, “como las vería Dios”. La nube es, por tanto, el signo de Dios que viene a manifestarse al ser humano. Está en el cielo, pero se acerca a la tierra, y al mismo tiempo “oculta” el cielo, porque Dios mismo no se puede conocer del todo… ¡Si es que los antiguos eran unos artistas escogiendo símbolos!

Las figuras de Moisés y Elías que aparecen en el evangelio de hoy no son ni fantasmas ni alienígenas disfrazados. Es mucho más hondo decir que Jesús conversa cara a cara con la Ley (dada por Moisés) y los Profetas (de los cuales Elías es un representante privilegiado). Jesús no es un maestrillo más, se pone al nivel de lo más profundo que tenían los judíos hasta entonces, “conversa” con ellos.

Y por fin, la “voz” (que no, que no es Sinatra). La voz que viene del cielo tampoco es un símbolo que se haya inventado Marcos, lo ha tomado de la tradición bíblica, y representa, no sólo a Dios, sino a Dios que se hace cercano, que quiere acercarse a los hombres y mujeres del mundo, y que además quiere explicarles algo, quiere dirigirles (dirigirnos) un mensaje. La voz de Dios no habla del tiempo, ni de fútbol, sus palabras siempre son de salvación para quien se decida a escucharlas.

Y “escuchar” es precisamente el mensaje que dice la voz: Jesús es hijo y amado, él trae la palabra que, si escuchamos, nos acercará a Dios de la forma más insospechada… Nos llevará hasta él.

(Hasta aquí el comentario de hoy, que me estoy alargando demasiado; os dejo una pregunta, ya que no hemos hablado esta vez de “contextualización” del texto. ¿Por qué está este texto precisamente en el cap. 9 del evangelio de Marcos? Por si os sirve, hace dos domingos, describimos de forma resumida el esquema de Marcos)

¡Nos leemos!

(Domingo 2.º Cuaresma – Ciclo B)

5 comentarios en «¡Este es mi Hijo amado! ¡Haced el favor de escucharlo de una vez ya! (Marcos 9,2-10)»

  1. A mí este texto, además de misterioso, siempre me ha parecido que tiene su puntito cachondo. La parte que siempre me hace sonreír es la de:

    “Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
    -Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
    Estaban asustados y no sabía lo que decía.”

    La reacción de Pedro me hace muchísima gracia, en plan: “¡Ostras! ¿Moisés y Elías? ¿De dónde han salido? ¿Yqué es esa luz? Aish, que me estoy asustando… pero no te quedes mirando con cara de lelo, diles algo, diles algo…”
    -Eh… bueno, ¿qué bien se está aquí hoy, no? ¿Hacemos un picnic improvisado? Yo traigo las brochetas-. XD

    Fuera de bromas, los símbolos están bastante claros, pero, ¿se supone que eso ocurrió de verdad? ¿O es sólo una narración simbólica? Porque yo siempre he pensado que el relato de los sucesos del Nuevo Testamento era bastante literal. Si no, tenemos un problema, porque, ¿cómo distinguir los textos simbólicos de los que no lo son? A ver si al final resulta que Jesús no curó a nadie ni resucitó a Lázaro y todo eso eran metáforas… :-S

    Saludos:

    Luthien Black.

  2. Bueno yo creo que es un hecho histórico porque antes se empeña en decir cuándo pasó: “seis días después”. Otra cosa es el tipo de experiencia que sería del todo sobrenatural y el modo de explicarlo en términos naturales siempre queda raro. A mí, eso de acercarse al cielo físicamente para la experiencia, me ha hecho pensar en que muchos cristianos se olvidan del cielo, con eso de tener los pies en la tierra y después de las críticas marxistas, pero es muy importante recordarlo para ver con claridad el camino en la tierra. Aunque no podemos quedarnos mucho tiempo en estos recogimientos, son necesarios. A mi me parece que ver a Elías y a Moisés, para unas personas como los apóstoles, sería como ver ahora nosotros de repente todo esa realidad en la que creemos, a todos los ángeles, arcángeles y serafines que decimos que existen, y a la Virgen y a los santos amigos de Dios, y a toda la realidad celestial y de gloria más real que esta propia vida. Lo sobrenatural no es raro, queda raro al explicarlo. “ Todo me parece sueño, y que es burla, lo que veo con los ojos del cuerpo (…) y si el Señor no permitiese a veces se olvidase [lo que he ya visto con los del alma], aunque se torna a acordar, no sé como se podría vivir”, dijo Teresa de Jesús.Experiencias similares parecen necesarias y una constante “que el Señor hace” cuando hay que “llevar una pesada cruz”. Bona nit.

  3. El puntito irónico que menciona Luthien yo también lo encuentro, pero no sólo en este pasaje, sino en general en todo el evangelio de Marcos. Es que los discípulos no se enteran de qué va la cosa (ni los discípulos, ni la multitud, ni los enemigos… Jesús es un incomprendido).

    Pero creo que este texto en particular no refleja tanto un hecho histórico (al menos no de antes de la resurrección), sino la experiencia del resucitado que tuvieron los apóstoles después. De hecho, dicen los expertos, que está construido de la misma manera que los relatos de apariciones de Jesús resucitado (recordemos que en el evangelio de Marcos propiamente, no hay ninguna aparición de esas, sólo en los otros). Sin embargo los relatos de la resurrección sí narran un hecho histórico (una experiencia real que tuvieron los discípulos), pero lo narran como se solía hacer en su época, y no de forma descriptiva y pormenorizada, como nos hubiese gustado a nosotros. A ellos les interesaba explicar el hecho “desde dentro”, es decir,en sus implicaciones para sus vidas (y las de los lectores), por eso la simple descripción que a nosotros nos pirra, a ellos les resultaba tan superficial que la veían inútil.

    Pero sí es legítimo hacerse la pregunta que lanza Luthien: ¿cómo distinguir unos textos de otros? De hecho hay muchísimos estudios sobre el tema de los milagros y su posibilidad histórica. Recientemente se ha dado un nuevo enfoque especialmente a las expulsiones de demonios, que se entienden en aquella sociedad maltratada por los ricos como fenómenos normales en aquellos que lo habían perdido todo.

  4. Tengo una duda, dando por hecho que todo Evangelio escrito es postpascual y ya escito tras esa experiencia de resurrección-aparición, si no he entendido mal ¿se puede decir entonces que el Tabor no es algún tipo de experiencia, durante la vida terrena de Jesús, como muchas otras, sobre su mesianismo, aunque esté contada a la luz de la resurrección? ¿se puede afirmar que se trata estrictamente de una experiencia postpascual? ¿no se manifestó de algún modo a ellos tres, Santiago, Pedro y Juan, antes de su Pasión, aunque se entienda verdaderamente después de la resucrrección y se narre ya contando con ello?. Muchas gracias.

  5. La respuesta más sincera desde la humildad científica la acabo de ver en John P. Meier, Un judío marginal, Vol II/1, p. 1114-5. En breve, viene a decir que ese tema a Marcos no le interesa (el de la historicidad concreta de este pasaje en concreto), por lo que no se puede deducir nada a favor ni en contra en este caso. Si tengo un rato este fin de semana pondré la cita entera en una entrada nueva.

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